Apareció en REVISTA WEGO (Julio de 2015)
La expectación era grande y engañosamente
paradójica, porque después de casi, casi, casi seis décadas de carrera
musical, se supone que no debería quedar nadie en España que no haya ido a un
concierto del Dúo dinámico, y que las aguas se hubieran calmado, pero con sólo
mirar alrededor uno podría constatar que Manuel (de la Calva) y Ramón (Arcusa)
han visto y/o han sabido hacer crecer esta marea; padres llevando a sus hijos,
hijos llevando a sus padres, grupos de adolescentes ilusionadas, gafapastas con
el rostro circunspecto, que apenas si se podían contener morderse las uñas.
Este era el panorama que duró una hora más de lo que debía. Estamos hablando de
uno de los platos fuertes del Festival Islago, celebrado en Isla Cristina los
días 27, 28 y 29 de julio. El Dúo Dinámico, después de su sorpresiva y
sorprendente actuación el Sonorama 2016 han vuelto a los escenarios si es que
alguna vez se fueron. Y no son ninguna anécdota, ni curiosidad de festival.
Vinieron a por todas, y lo consiguieron.
Ramón y
Manolo no se dejaron entrevistar al uso. Inquietos, más bien revoltosos,
desenfadados, respetuosos y muy cercanos, se interrumpían entre ellos
complementándose. Más bien se trató de un intercambio de ideas. A estas
alturas, y con el mar cerca, no había rigideces de ningún tipo.
Comenzamos preguntándoles acerca de sus
orígenes, que son los del rock en España.
Revista
Wego: ¿Cómo se lleva eso de ser los pioneros
del rock en España?
Ramón: Éramos fans de la música en general; Chuck Berry, Elvis Presley por
supuesto… Fats Domino, Frank Sinatra, nos gustaban los Cinco Latinos. Todo lo
moderno que había en España.
Manolo: Y el Modern Jazz Quartet, y The Four Freshmen, cuatro voces que eran
la ostia, eran increíbles. Nosotros teníamos un club en Barcelona que
inauguramos con compañeros y amigos. Había gente en el club que trabajaba en
compañías aéreas y nos traían los discos, y allí en el club los escuchábamos.
Teníamos la información antes de que llegara aquí.
Ramón: Era un bar que tenía un sótano un poco ilegal, por decirlo de alguna
manera. Había un piano, se bailaba allí. De vez en cuando se hacían Jam
Sessions. Gente como Tete Montoliu estuvo allí una vez.
Manolo: Vino a la ciudad una vez Lionel Hampton y le dijimos “Oye tenemos un
club de jazz que es la ostia. ¿Quieres tomarte una copilla allí?”. Había un
contrabajo de esos grandes y un xilofón. Se volvió loco allí tocando.
Ramón: Nuestra ventaja fue ser los pioneros. Empezamos antes que nadie por
casualidad. Fuimos los más vivos. Nos dimos cuenta de aquello y nos gustaba.
Además nos sentíamos lo que sentía el mundo como jóvenes. Barcelona estaba más
avanzada en este aspecto musical
El Dúo
Dinámico ven su profesión de manera diacrónica. Al ser preguntados por el
panorama de sus comienzos, lo conectan rápidamente con el presente, pecando de
modestia al ponerse a la altura de artistas cuyas canciones pasarán a ser una
anécdota en la historia de la música, en contraste con la de ellos:
Manolo: Como en todas épocas y en todas partes hay cosas buenas y malas
Ramón: Cada generación eligió su música. Lo que funciona es, ya has visto, el
“Despacito” [la canción del verano, del tal Luis Fonsi]. A pesar de las
críticas está hecha fantásticamente. Nosotros somos fans también de lo que está
bien hecho y lo comercial, de la canción bien hecha. La de Enrique Iglesias, su
anterior, para mí es una copia de “Despacito”.
Manolo: Hay una que me encanta de Enrique “Súbeme la Radio” (risas). Es
increíble, es que es rompedora. Es como decir “súbeme la radio que quiero
escuchar la canción”. Qué idea más buena.
La carrera del Dúo Dinámico tiene idas y venidas.
La última de estas, por medio de la llamada del festival Sonorama del año
pasado, en Aranda del Duero. Esto permitió a muchos indies ser más indies que
nadie por ser menos indies. De paso fue poner bajo los focos bien brillantes a
dos visionarios de la música en España. Nos cuentan lo siguiente de su primera
retirada de los escenarios. Mucho de ello tenía que ver con los cantautores:
Ramón: Yo creo que los cantautores en España -voy a decir una burrada, ¿vale?
Como tenemos una edad en la que ya podemos decir lo que pensamos- frenaron la
creatividad musical, la de los sesenta y setenta, es decir, aparte de Sabina
que es un genio y hace música y letra que te mueres, creó una escuela para la
música negativa, porque la música para ellos no tenía importancia; las letras
eran mucho mejores que la música. Entonces ¿qué pasó? La gente se olvidó de la
música. Podemos hablar de cosas políticas, que era un momento importante para
la transición y que los partidos políticos, especialmente el PSOE, se apoyaron en
esos cantautores y hacían los conciertos para reunirse entre ellos. Eran
mítines políticos solapados.
Manolo: La prueba es que ha pasado el tiempo, la política se ha remodelado y
ellos han desaparecido.
Ramón: En el año setenta y cinco había dos mil cantautores políticos
sociales. Han quedado Serrat y Víctor Manuel.
Manolo: ¿Por qué han quedado? Porque hacen las canciones de puta madre.
Ramón: Muchos músicos al día de hoy han copiado lo malo que tenía la canción
protesta porque había menos música, porque estaba dedicado a la letra. Nos
retiramos del 72 al 78, y sin venir a cuento de nada - estábamos grabando con
Julio Iglesias - nos llamó Pedro Cervera [amabilísimo mánager del Dúo Dinámico
desde siempre] y nos dice: “Oye, os quieren para un concierto”. Ya ni nos
acordábamos de las canciones, no teníamos músicos ni equipo. Teníamos muy claro
que no queríamos volver.
Revista
Wego: ¿Cómo se lleva tener un equilibrio entre
prestigio y fama?
Ramón: Es como el Guadiana. De repente haces cosas y funciona. Manolo con
Carlos Toro hizo “Resistiré”. Eso nos dio nueva vida. Tenemos canciones muertas que son fantásticas. ¿Cómo
es que no funcionaron? Porque no era el momento, porque no teníamos exposición
al público. Eran momentos más cutres.
Manolo: El otro día hablando con Ramón, coincidimos en una frase: “Cantamos
para vivir, no vivimos para cantar”. Cuando no estamos en el escenario somos
personas normales pisamos el suelo hay gente que se queda arriba siempre están
volando.
En este momento, justo en este momento se
acerca una pareja a pedirles hacerse una foto con ellos. Así se desarrolla la
charla/entrevista, de manera cómoda y sin prisas. Manolo y Ramón están en un
momento en el que no hay prisas, no hay dudas, no hay presiones.
Ramón: Hemos notado un pequeño cambio. Ahora de repente los festivales en
toda España se están fijando en nosotros.
Con cinco décadas a la vuelta de la esquina,
con idas y venidas de los escenarios, y no sólo por ser los primeros en hacer
rock en España, les preguntamos si hay una fórmula para no caer en el olvido,
algo en común que una todas las canciones del Dúo Dinámico:
Ramón: Somos muy rockeros. No llevamos chupas de cuero, no ejercemos de
rockeros pero tenemos claro que lo que venga bienvenido sea. Tampoco
provocamos. Hacemos nuestro trabajo lo mejor posible pero tampoco nos preocupa.
El día que esto se acabe, pues nos retiramos.
Ramón: Es como los expertos en bolsa, si supieran lo que dicen que saben
sería multimillonarios todos. Tenemos bastante claro que no puedes predecir el
futuro. Hemos tratado de hacer siempre nuestro trabajo lo mejor que sabíamos,
de la mejor manera que sabíamos. Eso sí, en temporadas nos iba tan bien que nos
relajábamos. ¿Para qué vas a estudiar más solos de guitarra o hacer mejores
canciones si con lo que haces…? También tenemos veinte años de producciones,
canciones y arreglos con Julio Iglesias: “Soy un Truhán, Soy un Señor”, “Pobre
Diablo”, “Quijote”... “Soy un Truhán”
sería el “Despacito” de hoy.
En cuanto a un nuevo álbum del Dúo Dinámico,
Ramón lo tiene claro, queda prácticamente descartado:
Ramón: ¿Sabes lo que pasa? Hay cosas que nos gusta hacer por arte y otras por
dinero, y es así de claro. Tú haces un trabajo y te cuesta seis meses hacerlo
bien, y luego si tiene éxito te la van a robar en Internet, se lo van a pasar
gratis. Y luego, y si no tienes éxito, ¿para qué lo has hecho? También hay otro
tema, cuándo tienes veinte años haces canciones, lo natural, al amor, al
tiempo... No podemos cantar “Despacito”. Casi te diría que el chico que lo
canta está justito (risas).
Hay un tiempo para cada cosa. Podemos hacer un álbum pero para que no tenga
repercusión…
Manolo: Hace dos o tres años hicimos un álbum
de colaboraciones, con Miguel Ríos, Serrat. Fue doble platino. Cuando sacamos
los 20 Éxitos de Oro en el año
81, vendimos 650.000 copias de entrada. Ahora no se venden discos.
Con cierta desazón, había que despedirse de
estos dos pioneros. Cuando esta charla/entrevista en un hotel cercano a la
playa parecía haber acabado, Ramón se dirige a nosotros para añadir que:
Tampoco podemos presumir de ir de rockeros.
Parece que el rockero (ironiza) tiene que ir disfrazado de rockero toda la
vida, ser un poco drogata, viviendo en el límite de la vida. Y nosotros no estamos en el límite de la
vida. Hombre no somos santos pero no hemos abusado de la vida. El rock siempre
es rock, pero no tiene por qué no ser amable.
Horas después en el Festival Islago
aparecieron los músicos del Dúo Dinámico con una especie de popurrí (un medley)
instrumental. Luego llegan Manolo y Ramón con un potente “Resistiré”, que
supuso en su carrera un doble revival, luego “El Final del Verano”. Había que
hacer una llamada al intelecto en este momento, para de verdad entender qué
tipo de creadores e intérpretes nos estaban amenizando la noche. El Dúo
Dinámico conjugan una perfecta mezcla de popularidad, prestigio y éxito, y
prueba de ello es el repertorio de temas tan conocidos en tantos y tantos
países de habla hispana. Ya nos habían comentado la siguiente decisión que
tomaron en su momento:
Manolo: Un detalle- Hablamos los dos inglés; él
porque viene de Estados Unidos yo porque lo hablo de pequeñito. Nunca grabamos
en inglés.
Ramón: Bueno sí grabamos una canción, una
versión de “Amor de Verano”, y “Oh, Carol” que no ha salido publicada.
Manolo: Lo tuvimos bien claro; estamos en
España cantamos en español, para el mercado de Sudamérica, en español también.
“El Final del Verano” supo a que en realidad acababa de empezar. El ritmo no decayó en ninguna de las breves obras maestras, canciones de inocencia, que diría William Blake. La frescura aquellas canciones sigue intacta en sus voces, esclavas en un par de ocasiones de los fallos de los monitores. Aún así, está más que claro que las harmonías del Dúo están totalmente presentes, sin haber perdido un ápice. Allí quedaron, por ejemplo, “Quince Años” y “Esos Ojitos Negros” y la imagen clásica de ambos, Manolo a la voz, Ramón a la voz y la guitarra. Uno de los temas que más brillaron por su interpretación fue “Como Ayer”, y dos especialmente en la voz del público, no sólo porque sí, sino también por ser relativamente inesperados; “Soy un Truhán, Soy un Señor” y (probablemente el momento álgido del recital) el “La, la, la” del que hizo polémica el régimen de Franco en voz e idioma de Serrat, y que Massiel llevó a la cima de Eurovisión cuando Eurovisión era Eurovisión.
Bien es
verdad que los dos grandes teclistas del grupo merecían un equipo menos
moderno, más orgánico, pero este es el tipo de detalle que sólo, menos mal, el crítico debe fijarse, y que para nada
ensombreció una actuación ilusionante, cálida, humana, llena de ocurrencias,
con falsos comienzos en falso, con dedicatorias a la mujer, “que sin
ellas no seríamos nada”, con sonrisas sobre el escenario y en el público
durante todo momento. “Perdóname” y “Quisiera Ser” cerraron una noche
inolvidable de una veintena de temas que llevan décadas sonando no sólo en los
oídos de la gente.
Tal talla artística se merecía un festival
mejor llevado. Islago tuvo el sabor de ser un hermano mayor, pero sólo en
tamaño, al Anfirock, también de Isla Cristina. La localidad está de suerte,
sobre todo con este último. También estuvo de suerte el público, radiante, y
los artistas, viéndose correspondidos. Tras el Dúo Dinámico, rock
amable y agradecido, de manos y voz de Rosendo.