En la recopilación perfecta que se podría hacer de temas emblemáticos del Britpop,
hay un grupo que injustamente se podría dejar atrás. Tras nueve años
tocando, tres álbumes, y ningún fracaso digno de mención, la banda se separó. La
pérdida, notable; lo complejo de la idiosincrasia de Mansun sólo podía traernos
lo mejor y lo imprevisiblemente brillante.
La banda se formó en Chester a principios de los años noventa con Paul Draper como
líder indiscutible (voz principal, y compositor de la inmensa mayoría de los temas)
rodeado de una banda de una puntería sónica casi matemática, de la que es necesario
mencionar a Dominic Chad. Su nombre, un homenaje a “A Man Called Sun”, de The Verve,
y su primer sencillo, “Take It Easy, Chicken”, que con su extravagante intro, nos
presentaba un pop-rock de riff de guitarra simple, directo, agresivo y limpio, y
la voz de Draper electrizante. “Egg Shaped Fred” y su enigmática atmósfera hacía
presagiar que con su primer álbum llegarían al número uno de ventas en Reino Unido,
sin que ello se reflejara en ningún superventas de sus singles, como si fuera un
grupo de rock progresivo.
El sonido Mansun es difícil de describir. Echar un vistazo a sus influencias sólo
puede complicar el asunto aún más: Duran Duran, ABC, Tears For Fears, Talk Talk,
David Bowie y, según Draper, sobre todo Prince y John Lennon. Todo esto les hizo
distanciarse del pop del momento dejando una evidencia escrita en forma de sonido:
Mansun son diferentes. No obstante, este distanciamiento, traería sorpresa en forma
de número uno.
Es curioso que The Attack of the Grey Lantern arrebatara el número uno a
los consagrados Blur con su homónimo álbum de 1997, y sólo fuera superado por aquel
monstruo de la maquinaria comercial llamado Spice Girls y su primer larga duración;
esto reflejaba las carencias de Mansun, que ni tenían el favor del público ganado
ni comulgaban con la maquinaria comercial. Los violines a lo James Bond que enmarcan
el álbum alojan un trabajo conceptual truncado acerca del superhéroe Grey Lantern,
y sus encuentros con un elenco de extraños personajes en un pueblo ficticio de Inglaterra.
Once temas mágicos, oscuros, brillantes de un magnetismo fascinante, con una única canción de amor de Mansun que no lo es, un tema oculto, metafísica, travestismo,
impuestos, paisajes y en definitiva un brillantísimo debut. Como muestra "She Makes My Nose Bleed" o "Wide Open Space". A The Attack le siguió la evolución
de éste, en forma de álbum conceptual, pero sólo en el sentido formal.
Este nuevo trabajo, Six (199) es un laberinto con temas largos y con minitemas, difícil de apreciar a la primera, pero satisfactorio y brillante, no exento de canciones fáciles al oído, como “Legacy”, cuyo videoclip hizo a los más suspicaces prever lo imprevisible. Six alcanzó el número… seis en las listas de ventas, y los puso aún más lejos del mundo del Britpop. Su siguiente álbum, Little Kix supuso un bienvenido retroceso a The Attack. Grabado en el barco de David Gilmour, estudio de grabación de The Division Bell de Pink Floyd, nos devuelve a unos Mansun más asequibles, con grandes melodías épicas como “Soundtrack 4 2 Lovers”, que hubiera sido un perfecto principio del disco, o impagables riffs electrónicos como el de “I Can Only Disappoint You”. Este retroceso sería el culpable de las tibias palabras de la crítica hacia el disco, también ensombrecido por los dos anteriores trabajos de la banda. Sin embardo Little Kix llegó al número doce de las listas, seis puestos más abajo que Six. El álbum acaba de una manera preocupante. Su último tema se llama “Goodbye”, y termina de la manera más abrupta posible. Tras un amago repleto de rumores de grabaciones para un nuevo álbum aquí y allá, la historia de la banda llega a su fin. Para buscar un sonido más comercial Paul Draper fue desposeído de cualquier poder en la producción de Little Kix. Esto, añadido a diferencias personales dentro de la banda, hicieron que 2001 fuera el año del final de Mansun, sin ni un solo atisbo de su vuelta hasta el día de hoy.
Los seguidores de la banda vieron hechas realidad sus peticiones por internet a la discográfica con Kleptomania (2004), un fascinante vistazo en formato de triple CD con temas inéditos, rarezas, caras B y temas que iban a formar parte del que iba a ser su siguiente trabajo, simplemente llamado Mansun. El recopilatorio crea una atmósfera de álbum clásico de la banda, combinando lo épico y casi etéreo de las canciones y la versatilidad de la voz de Draper. No era de extrañar que su reverso, Legacy: Best Of (2006), recogiera brillantemente el lado más accesible de un grupo cuya historia, como la de tantos otros, se cortó demasiado pronto, dejando canciones en terrenos comunes a aquello tan dinámico y divertido, como fue el Britpop, y otros de una fuerza arrolladora que rozaba el rock progresivo, de alguna manera indeterminada y poderosa.
Este nuevo trabajo, Six (199) es un laberinto con temas largos y con minitemas, difícil de apreciar a la primera, pero satisfactorio y brillante, no exento de canciones fáciles al oído, como “Legacy”, cuyo videoclip hizo a los más suspicaces prever lo imprevisible. Six alcanzó el número… seis en las listas de ventas, y los puso aún más lejos del mundo del Britpop. Su siguiente álbum, Little Kix supuso un bienvenido retroceso a The Attack. Grabado en el barco de David Gilmour, estudio de grabación de The Division Bell de Pink Floyd, nos devuelve a unos Mansun más asequibles, con grandes melodías épicas como “Soundtrack 4 2 Lovers”, que hubiera sido un perfecto principio del disco, o impagables riffs electrónicos como el de “I Can Only Disappoint You”. Este retroceso sería el culpable de las tibias palabras de la crítica hacia el disco, también ensombrecido por los dos anteriores trabajos de la banda. Sin embardo Little Kix llegó al número doce de las listas, seis puestos más abajo que Six. El álbum acaba de una manera preocupante. Su último tema se llama “Goodbye”, y termina de la manera más abrupta posible. Tras un amago repleto de rumores de grabaciones para un nuevo álbum aquí y allá, la historia de la banda llega a su fin. Para buscar un sonido más comercial Paul Draper fue desposeído de cualquier poder en la producción de Little Kix. Esto, añadido a diferencias personales dentro de la banda, hicieron que 2001 fuera el año del final de Mansun, sin ni un solo atisbo de su vuelta hasta el día de hoy.
Los seguidores de la banda vieron hechas realidad sus peticiones por internet a la discográfica con Kleptomania (2004), un fascinante vistazo en formato de triple CD con temas inéditos, rarezas, caras B y temas que iban a formar parte del que iba a ser su siguiente trabajo, simplemente llamado Mansun. El recopilatorio crea una atmósfera de álbum clásico de la banda, combinando lo épico y casi etéreo de las canciones y la versatilidad de la voz de Draper. No era de extrañar que su reverso, Legacy: Best Of (2006), recogiera brillantemente el lado más accesible de un grupo cuya historia, como la de tantos otros, se cortó demasiado pronto, dejando canciones en terrenos comunes a aquello tan dinámico y divertido, como fue el Britpop, y otros de una fuerza arrolladora que rozaba el rock progresivo, de alguna manera indeterminada y poderosa.
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