En el segundo y último disco de The Stone Roses, cuyo modesto título fue Second
Coming (1994), pocos pudieron ver el excelente álbum que era y es. El
tiempo dio la razón a este trabajo que contiene temas grandiosos como “Love Spreads”,
“Begging You” o “Ten Storey Love Song”. Second
Coming era prácticamente la obra de su guitarrista John Squire. La banda se
separó bajo la etiqueta de diferencias musicales y varios escándalos ya asentados
en el mundo de la música.
Era el momento
para John Squire de mirar de frente hacia esa otra tendencia a la que ayudó a crear,
el Britpop. Cuenta la leyenda, que nada más dejar The Stone Roses, John Squire se
golpeó en la cabeza con una escultura de un caballito de mar. No tardó en formar
The Seahorses. La unión de uno de los guitarristas más emblemáticos de los noventa
y la voz de un cantante casi principiante, Chris Helme, era una mezcla arriesgada,
pero digna de intentar. Era como unir un poderoso solo de guitarra de Led Zeppelin
a una voz de folk y añadirles unas dosis de pop. Para rematar, Tony Visconti a la
producción, veterano de trabajos cruciales en el mundo de la música con productor
de T. Rex, David Bowie, Thin Lizzy, Wings…
La expectación era grande debido a que la esperanza de revivir la leyenda de los
Stone Roses era algo inevitable en lo que pensar. Do It Yourself (1997),
contrariamente a lo que se piensa, fue un éxito en ventas; llegó el ocho en las
listas de EEUU, y al dos en Reino Unido, siendo el podio arrebatado por Gary Barlow
(de Take That) con su debut Open Road. La crítica y los seguidores de Squire
se enzarzaban en discusiones y desacuerdos infinitos, mientras los que apenas si
conocían a los Stone Roses recibían un brillantísimo álbum de pop lleno de melodías
pegadizas y letras divertidas y surreales. Clásico o no, Do it Yourself está
repleto de grandes canciones. “I Want You to Know” engancha desde el principio,
e impresiona con su apoteósico final que incluye a Tony Visconti tocando el Theremin.
“Love is The Law” fue su primer single. El video musical nos traía de nuevo a un
Squire sin rostro, escondido bajo su flequillo, y a Helme cantando sin mirar a la
cámara directamente, mirando al cielo, como un cantautor inspirado.
Ésta fue la
primera imagen que vimos en televisión del nuevo invento de Squire, y si bien la
frescura de la melodía de este tema sorprendió, el largo solo de guitarra que aparece
en la versión del álbum dejaba bien claro la distancia entre el ex-Stone Roses y
la mayoría de los grupos emergentes del momento. “Blinded by the Sun” con su videoclip
de astronautas despistaba, y nos presentaba un tema tranquilo en la línea (pero
no igual) que “Love Me and Leave Me”, que aunque adolece de cierto servilismo prescindible
a la letra de “God” de John Lennon (‘cortesía’ de Liam Gallagher, como colaborador),
su melodía debería de haber hecho de ella un clásico. The Seahorses consiguieron
meter dos sencillos en el top 10, y hacer de teloneros de U2, The Rolling Stones y, paradójicamente, Oasis,
grupo al que Squire con The Stone Roses dieron su inspiración, si no más marcada,
la más distintiva.
Así era como The Seahorses iban camino a formar parte del olimpo de Manchester,
junto a tantos y tantos que la ciudad ha dado. La siguiente entrada en formato sencillo,
“You Can Talk to Me”, mantuvo el buen sabor de boca que dejó Do It Yourself.
Todo hacía esperar una segunda entrega que no decepcionaría. Se grabaron hasta diez
demos, muchas de ellas bien avanzadas. No obstante, “You Can Talk to Me” se quedó
sin álbum. Las diferencias entre cantante y guitarrista en términos compositivos
(quizá la clave del éxito de su sonido), provocó la separación del grupo. Mismo
caso que con The Stone Roses, al menos oficialmente. Las demos de estas sesiones,
de tempo más lento, exceptuando quizá “Tombraid”, no se acercan demasiado a Do
it Yourself, su sonido es más solemne, más firme, o de repente más sencillo
y acústico, dependiendo quien ganara el pulso musical. Los temas que se llegaron
a grabar de este segundo disco (que se iba a titular Minus Blue o Motorcade)
forman un conjunto del que es difícil afirmar si hubiera superado a su anterior.
Lo que sí queda claro es que no incluye el tipo de tema optimista, dinámico y divertido,
como “Happiness is Eggshaped”, posible quintaesencia de canción clásica de lo que
venimos llamando Britpop.
Squire vs. Helme |
Como muchos otros grupos de esta época, se fueron antes de tiempo, dejando a Helme
todavía en ciernes de hacerse un nombre en el mundo de la música y sin parar de
hacer modestos conciertos, y a Squire a un mes escaso de empezar la gira de reunión
de los Stone Roses… y en la mente de más de uno, la duda de qué hubiera sido el
mundo con más entregas de The Seahorses.
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