viernes, 20 de junio de 2014

Nocturama - Bigott, un tipo peculiar

Ciclo Nocturama
Sevilla
Agosto 2013
Fotografías: Juan Antonio Gámez



Bigott es un tipo distinto. Su eclecticismo sonoro le hace escurridizo de reconocer de no ser por su voz y peculiar dicción en el idioma de Laurence Sterne, y una temática en sus canciones bien estrambótica y divertida, como su puesta en escena, pero eso sí, con profesionalidad y sin idas de cabeza que ensombrezcan sus creaciones. Se nos había escapado un par de veces por Sevilla, a nuestro pesar. Sin embargo, en el fondo de nuestros corazones, era inevitable encontrarlo algún día en El Monasterio De La Cartuja, bajo el auspicio de Nocturama, que este agosto nos va a amenizar las noches estivales.

Tras el bigote y la barba de este músico, y con un look un poco a lo Robison Crusoe, está un tal Borja Laudo, de Zaragoza, que tras haber pasado por bandas que han marcado, como Tachenko o La Costa Brava, se está haciendo (más bien se ha hecho) un hueco bien prestigioso en el panorama nacional, con la promesa de sacar un disco por año y con unos títulos que reflejan su idiosincrasia; desde That Sentimental Sandwich (2006) a Blue Jeans (2013) se encuentran canciones brillantes y originales como “King Of The Patio”, “Afrodita Carambolo”, “Si eres tan-ti-tan”, “Kinky Merengue”, “Bar Bacharach” o “God Is Gay”.

La noche del jueves, Mr. Bigott provocó otra noche de las inolvidables de Nocturama. Allí se presentó el zaragozano con su guitarra. La banda la completaban una bajista (su novia, dicen) y un batería. Llenó la noche de su música enérgica, tranquila, de su pop de tintes folk, de rock y de sus originales letras, y con sus nuevos Blue Jeans, un disco muy tropical grabado en Brasil que comienza con el instrumental “I Got Dengue”, un tema muy deudor de “Take 5”de Dave Brubeck Quartet. De esta misma manera comenzó el recital, para calentar motores. La actitud del zaragozano no nos recuerda a aquel videoclip con La Costa Brava con el que nos cautivó; a veces tranquilo, a veces histriónico, pero siempre controlando lo que ocurre en el escenario, Bigott, que el mes pasado estuvo en el Festival Internacional de Benicassim, atrajo un buen número de gente de la noche hispalense. El segundo tema fue “Mouse Mousse”, que daba a entender que la atmósfera iba a ser tranquila, y así fue en líneas generales… bueno, no tanto. No faltaron “Cool Single wedding”,Oh yeah!!!”, “Find A Romance” y mucho menos la bailongaCannibal Dinner, que sería un clásico para siempre, si la hubiera sacado a la luz un grupete cualquiera de Inglaterra. Con ésta intentó marcharse. Pero el público quiso más. Set acústico, y hacia el final, un gran estruendo de guitarra eléctrica, con la banda de nuevo en el escenario. Lejos de su versión original “Dead Mum Walking” (de This Is The Beginning Of A Beautiful Relationship, del 2010) sonó bien potente, pillándonos por sorpresa.

Con el público bien satisfecho (pero con ganas de repetir) y con un repertorio mayormente de su último álbum y de The Orinal Soundtrack (2011), este Gran Lebowski ibérico irreverente y desvergonzado, se despidió. Siempre hay una frase furtiva que uno escucha sin querer, y en este momento fue la de una gafapasta de esas ensimismadas en sí mismas, de las que llenan su cuenta de Twitter con fotos de sus pies, diciendo con escasa naturalidad que “en lugar de Bigott, también se podría haber llamado Barbb”. Nunca se sabe si vienen a estos conciertos por moda, o más inquietante, si sus gafas están graduadas. El caso es que la actuación no dejó a nadie indiferente, y es algo que se notaba en las caras de los espectadores, los que estaban sobre el césped del patio del monasterio y los que se refugiaban del calor en el bar, donde formando un taquito desaliñado sobre la barra, impreso en blanco, negro y chillón naranja, veíase el programa de Nocturama.

Karl Bartos en Hamburgo - Cerrando el Círculo

Karl Bartos
Grüespan
Hamburgo
31/01/14
Apareció en Achtung
Fotos: Stefan Malzkorns y Antonio Jesús Reyes


 Lejos de ser una ciudad decadente y meramente portuaria, a Hamburgo la adornan miles de modernidades. Allí mismo nos dirigimos para cerrar el círculo que comenzó con el lanzamiento en marzo del año pasado de Off The Record de Karl Bartos y la actuación en el Sonar de Kraftwerk en junio en Barcelona. Recapitulando, Kraftwerk nació como un grupo de rock progresivo electrónico y alemán, es decir, Krautrock. Tras tres álbumes aún inéditos, el éxito de Autobahn (1974) fue enorme y transatlántico. La calidad y el eco de Radioactivity (1975) y Trans Europe Express (1977) aún resuenan, sin embargo lo que quedaba por llegar no fueron en absoluto obras menores. Los fundadores Florian Schneider y Ralf Hütter decidieron escuchar lo que tenía que decir Karl Bartos en materia compositiva. Así pasó Bartos de encargarse (junto con Wolfgang Flür) de la mera percusión electrónica a también firmar las canciones de Kraftwerk. Esto supuso que quedara la impronta de Herr Karl en la mitad de los álbumes, es decir, en más de la mitad de los temas más recordados de la banda incluidos en The Man-Machine (1978), Computer World (1981), el single Tour de France (1983), Electric Café (1986) y los remakes de The Mix (1991). Esto significa que la banda le debe muchísimo del premio Grammy a toda la carrera que en este mismo mes de enero se le ha concedido. ¿Qué ocurrió cuando Bartos dejó Kraftwerk por no aguantar la lentitud (o excesivo cuidado) del trabajo? Kraftwerk tardó doce años en publicar un álbum, el aburrido Tour de France Soundtracks (2003) que siguiendo la misma senda del single Expo 2000 (1999) confirmaba que la magia había desaparecido casi por completo. Bartos, mientras tanto, ha estado explorando el techno-pop (del que fue uno de los padres) y el pop con acierto, siempre en movimiento, y sin aburrir, bajo el nombre de Electric Music, Electronic y el suyo propio, rodeado de lo mejorcito del pop. Sus dos últimos trabajos son Communication (2003), que aunque algo lineal no está exento de grandes momentos, y Off the Record (2013) que nos pilló por sorpresa. Karl recopiló grabaciones que procedían décadas anteriores y que no llegó a usar en su momento para así crear una obra de ellas, es decir un gran álbum.

Demasiadas preguntas y grandes canciones en solitario y con Kraftwerk como para rechazar la tentación de viajar y ver en directo a uno de estos, digamos, Beatles electrónicos. La cita fue en Grüenspan, un local ni grande ni pequeño, elegante, moderno y de muy buena acústica. Andando hacia el lugar de la actuación, algunas fachadas de neón nos eran muy familiares. Averiguaríamos el porqué durante la actuación. Una vez en Grüenspan, a pocos minutos de la actuación y desde la primera fila, percibimos que el rango de edades era bastante grande, si bien un gran número rondaba los cuarenta. Junto al escenario, una adolescente de, como mucho, veinte años, esperaba pasárselo en grande. El fondo del escenario, tres enormes pantallas juntas proyectarían atractivas imágenes (en 2D) de temática afín a las canciones, pero antes, y con sonidos electrónicos de fondo, sólo reflejaban sobre un fondo verde interferencias de otros tiempos. El recital comenzó con la llegada de Mathias Black a la izquierda del escenario, luego Robert Baumanns a la derecha. Saludando entró Herr Karl arrancando con la fuerza de “Numbers”/”Computer World” de Kraftwerk. Un comienzo contundente al que le acompañaron dos temas de su obra en solitario, “The Camera” y “I’m the Message”, enormes sucesores de “The Robots” (Los arreglos de este último tema arrancaron una gran ovación entre el público) La celebérrima “The Model” y “Trans-Europe Express” también se hicieron oír, siendo este último tema el único que no estaba firmado por Bartos de todo el recital. Durante “The Model” además de modelos femeninas de tiempos pasados, aparecieron Karl y Wolfgang Flür a la percusión, de jóvenes, sin rastro de Florian y Ralf, mismo tipo de omisión que hacen estos en sus proyecciones. En cuanto al sonido, y al igual que en los conciertos de Kraftwerk de hoy en día, es difícil saber qué está pregrabado y qué no. En este caso, la balanza se inclina a favor de nuestro protagonista de esta noche. Los temas pretéritos se sucedieron, y no fue hasta el undécimo, “Atomium”, cuando Herr Bartos comenzó a mostrar los nuevos temas, los de su flamante Off the Record. Le siguió la fascinante “Nachtfahrt”, la llamada directa a la pista de baile de “Musica Ex Machina” y el techno-pop perfecto de “Without a Trace of Emotion” cuyo videoclip se proyectó tras los tres protagonistas de la noche… y en cuyas imágenes se ven unos edificios familiares y luces de neón, que son ni más ni menos que las de la avenida perpendicular a la calle donde nos encontrábamos, Reeperbahn, en Sankt Pauli, parte del barrio rojo de Hamburgo. Tras esta canción que refleja la agridulce fama de Herr Karl, el quinto tema de Off the Record fue, “Rhythmus”, luego “Life” para el que Bartos dejó los teclados y demás aparatos y se fue al extremo derecho a cantar, esta vez ya sin máculas ni voces robotoides acompañándole. “Life” era una de las apuestas de pop con sintetizadores de Electric Music, una apuesta que ganó en estudio y allí mismo en el Grüenspan.

Quizá la cresta de la ola de la noche fueron los tres temas siguientes, “Computer Love” junto a “Pocket Calculator” y “Tour de France”. Nuestra adolescente de primera fila así lo atestiguaba con euforia. Tres temas de Communication (2003), “Interview”, la warholiana “15 Minutes of Fame” y la robótica “Ultraviolet” parecían cerrar el concierto. La vuelta de nuestro trío electrónico de la noche fue “Neon Lights”, del gran The Man Machine (1978). No fue suficiente y los músicos volvieron para despedirse del Grüenspan con “TV”, de la encarnación de Bartos como Electric Music, una canción y/o título que bien podría haber entrado en Computer World, y que por su calidad y temática, es un agujero negro en la discografía de la banda. Los asistentes pudieron acabar la noche llevándose un autógrafo y estrechando la mano de uno de los músicos que desde los años setenta ha puesto banda sonora al futuro que nos alcanza y pavimentado el camino de la música electrónica. Kraftwerk y Bartos perdieron con la salida de este del grupo; se centran en dar conciertos por todo el mundo, pero una vez en estudio su rendimiento es escaso en número e interés. Su música ha perdido la melodía y el encanto. Por otro lado Bartos está eclipsado por las canciones y el nombre de aquella, su primera banda. Sin embargo esto no es una tragedia. En caso de elegir uno u otro, elijamos los dos.

Saliendo del Grüenspan, nos informan de que justo al lado hay un club llamado Indra. Allí, unos imberbes de Liverpool comenzaron a tocar profesionalmente por primera vez en agosto de 1960. Este mismo grupo en este mismo enero también han sido galardonados con el mismo premio en la misma ceremonia que Kraftwerk. Hamburgo bien merece más de una noche.

domingo, 1 de junio de 2014

Pet Shop Boys en Sonar 2013


El Sonar Noche del día 15 era de Pet Shop Boys. Claro que George Fotzgerald, Hot Natured y, por supuesto que los 2Many Djs tuvieron su momento, pero nuestra misión se concentraba allí en SonarClub, para ver a Neil Tennant y Chris Lowe, y testar así el devenir de la música electrónica. Creíamos que seguían presentando Elysium. Ni un año hace del lanzamiento de éste, y ya están a punto de sacar Electric. Por sorpresa nos lo anunciaba una cortina que tapaba el escenario donde se proyectaba la noticia… Y es que no sabíamos ni siquiera que estaban ya de gira desde mayo, comenzando en Santiago De Chile. Con un título así, el resultado puede ser más electrónico que pop o disco/pop, como nos tienen acostumbrado, amén de otros ritmos, que prueban la versatilidad de Neil y Chris. Un pensamiento así podría estar más basado en tener en la mente aún el concierto de la noche anterior, en el mismo lugar, donde Kraftwerk dejaron pocos clásicos atrás.

El comienzo del concierto sería la proyección con el primer single,“Axis”, que nos parece confirmar lo anteriormente expuesto; “Axis” rezuma agresividad electrónica por los cuatro costados tirando al house, y con poco espacio para Neil Tennant. Un comienzo bien emocionante, atestiguado por los que llenaban las primeras filas, entre ellos dos personas con conos por sombrero, uno con una gorra en la que pone “BOY”, y otro con un bombín, símbolos ya de dos décadas y dos sonidos de este dúo formado en Chelsea, allá por 1981. “West EndGirls”, su primer sencillo, de 1986, les llevó a la fama internacional, y desde entonces les tenemos ahí, con una infinidad de canciones, ya clásicos, que son distintas y distintivas, que harían bailar a todos los que estábamos allí. “One More Chance”, que abría Actually (1987) en un medley con “Face Like That” de Elysium marcaba el principio de la actuación, con Neil y Chris ataviados en negros abrigos que parecían estar hechos de cañitas, y dos bailarines que no pararían de cambiar de atuendos (también el dúo) dejándonos boquiabiertos más de una vez. La intro de otro single, “Let’s Make Lots Of Money” daba que pensar; llevaba un sampler de “Money” de Pink Floyd, grupo al que siempre han nombrado en alguna entrevista de manera algo… especial. Sorpresón con la siguiente canción, “Memory Of TheFuture”, de lo mejor que ha hecho el dúo en su carrera, y también de Elysium. Una pena que fuera el tercer single, hubiera sido un gran presentador del álbum, que aunque con puntos flojos, esconde grandes canciones. Quizá una producción menos electrónica, o más básica, no hubiera inundado el trabajo entero. Este puede ser el punto débil de los últimos discos de los ingleses. ¿Y a quién le importaba eso en ese momento, si pronto seguirían con clasicazos como “I Wouldn’tNormally Do ThisKind of Thing” (¡con los cuatro artistas en escena ataviados de minotauros!) la inolvidable “Suburbia” y, (¡oh, sorpresa!), aquel temón que escribieron originalmente para el grupo de PatsyKensit, EightWonder, que llevaba por título “I’mNotScared”? El recital seguía adelante con la cara y cruz que son Pet Shop Boys desde sus comienzos; Neil cantando (…no siempre…) de manera expresiva y animando al público, y Chris, casi escondido en mil gorros y sombreros, con gafas de sol, y dejando los movimientos al mínimo, delante de su sintetizador. Estábamos ante un espectáculo audiovisualpero, menos mal, sin los excesos de otras giras sin dejar atrás la extravagancia visual de siempre. Por ejemplo, “LoveEtc” (de Yes, 2009) la interpretaron en sendas camas donde se proyectaban cuerpos moviéndose a gran velocidad. Otra sorpresa fue “Thursday”, con la imagen gigante proyectada del rapero Example, como colaboración virtual. No faltaron “Rent”, y dos de los temas mejor recibidos, “It’s a Sin” y “Domino Dancing”. ¿Sería el punto álgido de la noche cuando con expresión confiada, Neil presentó “Go West”? “Esto seguro que os va a gustar”, dijo, y así fue. Concesiones así al público sólo podían ser señal del fin de la actuación. Luego llegó “Always On My Mind”, la versión de Elvis Presley (bueno, de Brenda Lee) que les llevó al éxito de nuevo en 1998 con aquel magnífico Introspective. Y para casi el final, el himno urbano que ya lo era en los ochenta, “West End Girls”. “Vocal”,un tema bien movido de Electric, segundo single,fue la coda a un espectáculo sin nostalgia de los ochenta, sino celebración, y también mirando al futuro, y sobre todo lleno de energía. Esperamos que Electric sea un gran álbum, y si no, que nos quiten lo baila’o.

Al salir del recinto del concierto, otro espectáculo, esta vez patético, que no tendría que ver con la música, con jóvenes bajo los efectos de algo, e imbéciles grabándolo con sus móviles. A nosotros no nos hizo falta nada para alucinar con buena música. El éxito de Sónar fue otro para nosotros. A pesar de los precios, esos momentos para nosotros quedan.