Apareció en Achtung!
Cuando se habla de The Beach Boys, existe y existirá el prejuicio de su nombre, tan descriptivo. Al igual que un sándwich, los Beach Boys
son un grupo de surf, lo dejaron de ser, y volvieron a serlo. El
brillantísimo trabajo que realizaron en medio haría sorprenderse hasta
al más suspicaz. No sólo su nombre lleva equívocos. Esta reunión en 2012
no significa la vuelta de sus miembros al estudio y a los escenarios,
porque ninguno, por separado, ha dejado de tocar en directo y grabar
desde 1961. Es su regreso juntos y en armonía, nunca mejor dicho.
Tres hermanos, Brian, Dennis y Carl Wilson, el primo Mike Love, y dos amigos, Alan Jardine y David Marks formaron la banda original oficiosamente cuando mientras los padres de los Wilson estaban de vacaciones los chicos no tuvieron mejor idea que alquilar instrumentos para ensayar lo que fue su primera demo, “Surfin’”.
Viviendo a unos ocho kilómetros de la costa, sabían de la nueva moda de
este nuevo deporte y lee dedicaron su primer y humilde éxito, reeditado
hasta casi la saciedad, y ya un clásico de la música.
Los chicos siguieron avanzando cosechando éxitos y recorriendo los EEUU
con himnos centrados en la manera de vivir de un deporte, que ninguno,
salvo Dennis Wilson, practicaba. Ironías del rock and roll. La fórmula era casi impensable y única: Unir la música surf, por aquel entonces preeminentemente instrumental, y darle la magia de las armonías vocales de The Four Freshmen, amén del ritmo del genio del rock and roll, Chuck Berry. Tal combinación no sería nada sin la mente y el corazón de Brian Wilson,
que dotó a aquella invención de melodías eternas. Tres fueron los
álbumes que en sólo dos años cubrieron esta temática, y no en todos y
cada uno de los temas. Clásicos como “Surfin’ Safari“, “Surfin’ USA“, “Surfer Girl“, “Hawaii”, y la intimista “In My Room” pertenecen a esta época. Fin de la etapa surf propiamente dicha. Es 1963.
En sus siguientes dos álbumes se
centraron, de la misma forma que con los anteriores, en las aventuras y
desventuras de los jóvenes, esta vez con coches de carreras. Más
clásicos y éxitos: “Little Deuce Coupe“, “Don’t Worry Baby” “409” y un largo etcétera. Estos trabajos no sólo demostraron la calidad de Brian Wilson como compositor (ayudado de manera incierta por Mike Love).
También son el diario de crecimiento de un genio, un creador de
melodías para siempre, algo que se iría probando álbum tras álbum. All Summer Long (1964)
parecía el adiós a estas dos etapas, esta vez juntas y revueltas.
Además de la maestría arreglando las voces y componiendo, este trabajo
apunta más allá en la producción musical, del que Brian sería adalid
hasta hoy en día. Today y sobre todo Summer Days and Summer Nights (ambos
de 1965) y los clásicos que albergan para la posteridad serían los
trabajos que en este aspecto destacarían sobre los demás, y es que, la
escalada en la ambición sonora estaba comenzando; la ‘Invasión
Británica’ de los EEUU por grupos ingleses había empezado. Lejos de ser
un peligro para Brian, esto se tornó en un desafío. El descanso en la
producción que supuso The Beach Boys Party (también de 1965),
primer álbum de los que se llamarían con el tiempo ‘unplugged’, no era
nada más que para coger fuerzas para componer y arreglar Pet Sounds (1966), álbum que marcó un antes y un después en la historia de la música
pop. Sin embargo el mundo de la banda no era harmónico. Brian tenía que
luchar contra la facción del grupo que quería volver a hacer haciendo
melodías acerca del verano, coches y surf. Por si fuera poco, y añadido a
esto, Brian no cesaba de crear. El peso de llevar toda la fuerza
creativa de los Beach Boys (llevaba diez discos en seis
años, habiendo salido de gira con la mayoría de ellos), proyectos
paralelos y, su fragilidad mental añadida al uso de sustancias
psicotrópicas que tanto han dañado al mundo de la música empezarían a pasar factura, pero no aún.
La escalada sonora entre los Beatles y los Beach Boys
no parecía tener fin. A cada trabajo de uno, el otro le superaba. Aquí
fue cuando Brian puso una distancia enormísima con un tema que hasta
supera la etiqueta de canción, “Good Vibrations”. ¿Cuál sería
el próximo paso? Brian empezó a crear una obra de extremada complejidad y
belleza. Un año de elaboración que quedó en nada. SMiLE se quedó al 97% de su elaboración, y era el álbum que originalmente contendría “Good Vibrations”.
Iba a ser crucial, dejaría al mundo boquiabierto por su producción, por
sus melodías, por su originalidad. Un mes después de que SMiLE fuera cancelado por problemas internos en la banda y asuntos legales, los Beatles sacaron su Sgt. Pepper (junio de 1967), cumpliendo las expectativas que SMiLE buscaba. Los Beach Boys habían perdido la carrera. Aquí es donde comienzan los años ignorados de la historia de los Beach Boys,
tal y como los conoce la mayoría de la gente. Lo que viene a
continuación es una serie de brillantísimos álbumes aún por descubrir.
La causa era fácil. Los tiempos habían cambiado, y sólo el nombre de la
banda echaba atrás a un público con su mirada en nuevas músicas como la
de Jimi Hendrix, Pink Floyd o The Doors. La
solución a corto plazo fue concentrarse en el mercado europeo. La banda
seguiría pese a sus esfuerzos pasada de moda a pesar de haber cambiado
sus canciones, pero no sus armonías vocales. Sus álbumes desde la
debacle de SMiLE nos siguen presentando a una banda deslumbrante e imaginativa, a pesar de tener a un Brian Wilson cada vez más a la retirada. Smiley Smile (1967),
el primero sin Brian como productor, es un trabajo casi a cappella
inusual, surrealista y lleno de unas armonías vocales gloriosas. Wild Honey(1967) es bastante más reaccionario, pero lleno de grandes temas. Friends (1968) y 20/20 (1969), cierran admirablemente una década de música con la que muchos músicos soñarían.
Los años setenta comienzan con una obra maestra que pocos alcanzaron a
oír, y que no ha llegado a ese estatus hasta que no han pasado los
años. Esta fue la época en la que Dennis Wilson afirmó:
“Por culpa de la intención de unos pocos dinosaurios mentales en
explotar nuestro éxito inicial, el enorme talento de Brian no se ha
llegado a apreciar totalmente en América, y el potencial del grupo no
queda a la vista. Si los Beatles hubieran sufrido el mismo tipo de tergiversación no hubieran pasado de cantar “Please, Please Me” y “’I Wanna Hold Your Hand”, dando saltos en sus trajes de Beatle”. Ningún single que hayas escuchado en la radio, está en Sunflower (1970). El álbum significa en términos generales una vuelta al sonido preciosista de Pet Sounds, sin que suene como éste. “Add Some Music to Your Day”, “Our Sweet Love” y “Cool, Cool Water” siguen demostrando la valía de Brian Wilson como
genio, y otras composiciones de los demás miembros ponen de manifiesto
la fuerza compositiva creciente de los demás, que quedará demostrada en Surf’s Up (1971), Carl And The Passions – “So Tough” (1972) y Holland (1973),
tres álbumes que van a ir paulatinamente acercándose al sonido del rock
de los años setenta, pero con la magia de las voces de los Beach Boys.
En ellos, como miembros oficiales, aparecieron dos sudafricanos
familiarizados con las lindes del nuevo sonido del rock, Ricky Fataar y
Blondie Chaplin. Estos álbumes contienen maravillas de Brian como “Surf’s Up” (rescatado de SMiLE), “Til I Die”, “A Day In The Life Of A Tree”, “Marcella” o “Sail On, Sailor”, e incluyen un repertorio creciente de los demás miembros.
Al cumplir la banda quince años, Brian Wilson vuelve a los mandos de la producción con 15 Big Ones (1976),
que incluía quince temas, algunos nuevos y otros, versiones de
favoritos de la banda. En él, están las armonías vocales de siempre, que
seguirían sin cansar, pero algo endurecidas ya del paso del tiempo.
Esto, lejos de impedir su disfrute, otorgó cierta fuerza a las
canciones, cuya producción no está a la altura de de Pet Sounds. No obstante es indiscutible que al igual que con Love You (1977),
de similar sonido, es un trabajo difícil pasar por alto pese a las
limitaciones que ambos encierran. Los siguientes dos trabajos, M.I.U. y L.A. (de
1978 y 1979) han sido siempre maltratados por la crítica obsesionada
con la maquinaria sonora de Brian Wilson. Ambos, junto con algún bache,
no parecen haber sido apreciados por aquellos que buscan en un disco de
estos californianos volver al sonido de los sesenta. Quizá darían su
visto bueno de no llevar el nombre de los Beach Boys en sus portadas.
Sus discos desde el año
1980 a 1996 son, con sus excepciones escondidas entre los negros surcos
de sus vinilos, son evitables. Sin embargo su popularidad en esta época
creció enormemente hasta el punto de ser llamados hasta el día de hoy
la banda de música americana por excelencia. Volvían a estar presentes
en el mundo de la música gracias a sus álbumes de grandes éxitos de
veinte años atrás. También, ya en los noventa, aparecieron en lugares
donde no es necesario que los músicos se metan, como alguna que otra
serie de televisión y alguna colaboración con celebridades de quita y
pon que mejor olvidar. Y es que esta es la época en la que sus álbumes
ya entran fuera del alcance total de Brian, con un Mike Love
al frente empeñado en volver a la temática que les llevó a la fama:
Verano, surf, chicas, coches. La historia acaba con el grupo quedando
poco a poco a ser relegado una parodia de sí mismos, con camisas
veraniegas de dolorosísimos colores. Su éxito y popularidad volvieron a
ser enormes, pero de muy poco lustre con el paso del tiempo.
¿Y qué hacía Brian mientras? Recuperarse
de su salud mental escapándose de las fauces de un psicólogo más que
controvertido e irse afianzando poco a poco con trabajos en solitario,
siendo Brian Wilson (1988) su primera obra, que aunque adolece
en momentos de la producción de la época, nos trae a un Brian lleno de
grandísimas canciones. El mundo quedó perplejo cuando en el año 2004 Brian Wilson y su banda de directo, The Wondermints, con la que llevaba desde 1999 sacando su obra con y sin los Beach Boys a los escenarios, sacaron SMiLE de
gira. Poco después lo hicieron en el estudio de grabación, ensamblando
las canciones y acabando los flecos de éstas, que quedaron huérfanas
desde hacía casi cuarenta años. El resultado fue asombroso. Poco hacía
presagiar que crearía una obra inmensa como That Lucky Old Sun (2008), su mejor trabajo en solitario, con el mismo espíritu compositivo de SMiLE,
aunque diferente en sus planteamientos sonoros y sin dejar atrás los
arreglos vocales de su anterior banda. Mal momento para un disco así,
lleno de optimismo, cuando la industria de la música parecía
concentrarse en músicos con problemas de drogas y sus desventuras.
Siguiendo la tónica, That Lucky Old Sun viajó en concierto por todo el mundo.
La muerte de los otros dos hermanos
Wilson, Dennis y Carl en 1983 y 1998 respectivamente, y las constantes
disputas en los tribunales para sacar jugosas tajadas, parecían dejar
entrever que los rumores en 2011 acerca de la reunión de los Beach Boys quedarían en nada. Sin embargo, en este mismo año, el SMiLE original
había ensamblado y publicado para deleite y asombro de varias
generaciones. No podía haber un signo más positivo para nuevos planes.
Pues bien, los chicos de la playa (ahora
ya sabemos que son mucho más que esto) han publicado recientemente un
magnífico trabajo llamado That’s Why God Made The Radio (junio
de 2012), que cumple con creces los sueños de todos sus seguidores, de los que sólo los conocen por sus
recopilatorios de grandes éxitos o de los que se saben de memoria sus trabajos en estudio. Brian a
la producción y la casi totalidad de la composición. La magia continúa
con ellos. Una exitosísima gira mundial va a
tener a estos veteranos sobre los escenarios del mundo hasta al menos
septiembre. Gente de todas las edades sigue coreando y bailando un
océano de grandes y grandísimos éxitos, y otros que lo deberían haber
sido.